jueves, 12 de mayo de 2016

El acoso en las escuelas dominicanas




 

El acosador suele ser más grande y fuerte que su víctima (Fotorecreación: Maglio Pérez)
El bullying es tema mundial. Empezó a llamar la atención de los especialistas en los años 70 y poco a poco se fue tomando en las aulas. Hoy, es un problema que aumenta y que puede llevar al suicidio de los niños y adolescentes que lo sufren. República Dominicana no es la excepción.
Tenía 10 años, una figura redonda y lentes que enmarcaban su mirada infantil. Su uniforme siempre estaba planchado y sus zapatos, lustrosos. Era un "nerd" por fuera, homosexual por dentro, y sus compañeros de colegio lo habían notado hacía años. Fausto González (23, estudiante de administración hotelera) era el blanco perfecto para ser víctima de bullying:

"Me golpeaban para verme correr y pedir clemencia, me ponían apodos ofensivos -"niña" era lo más suave que me decían-, me garabateaban la mascota con insultos, me excluían de grupos y juegos, me hacían llorar. Era una tortura".
Ese particular día, recuerda, resbaló en el piso mojado "La niña se cayó, la niña que no se quería mojar", armaron burla sus compañeros. Por algún motivo, ese instante caló más hondo que la mochila de acoso que cargaba a diario. Llegó a su casa a llorar, a escondidas de sus padres o de cualquier otro que pudiera enterarse del suplicio que duraría hasta sus 15 años, cuando finalmente se cambió de colegio.

"Cosas de niños", era la consigna de entonces frente a los conflictos entre estudiantes. Una consigna que permanece latente incluso hasta el día de hoy en profesionales del área, y que hace la vista gorda a un problema que genera niños depresivos, de baja autoestima, aislados de sus pares y con un menor rendimiento académico. Niños con el futuro herido y la infancia robada.
Esos difusos límites
El acoso escolar, o bullying, "se está convirtiendo en una realidad acuciante de la realidad escolar en todo el mundo" advierte el psicoterapeuta argentino Rolando Martiñá en su libro "La comunicación con los padres" (2007). La complejidad del fenómeno ha llevado a distintos estudios a presentar cifras contradictorias sobre el porcentaje de víctimas en la población escolar mundial, a lo que se suma la dificultad de detección del problema.

Porque, ¿qué es, realmente, el bullying? ¿Cómo se diferencia de los relajos cotidianos que todos recordamos de la escuela? Dan Olweus, considerado el primer investigador científico sobre el tema, acuñó la definición en los años 80: "Un estudiante sufre de hostigamiento escolar o es victimizado, cuando es expuesto en forma reiterada y a lo largo del tiempo, a acciones negativas por parte de uno o más estudiantes".

Martiñá aclara: "El maltrato puede consistir en agresiones físicas, daño a objetos personales, pequeños hurtos, amenazas, burlas, insultos, aislamiento, difusión de calumnias o cualquier recurso destinado a someter a alguien a una situación de inferioridad y humillación". A esto se suma la versión cibernética, o cyberbullying, que incorpora las nuevas tecnologías al hostigamiento y facilita el trabajo del acosador mediante el anonimato.

Rafaela Burgos, psicóloga clínica, resume: "No es una cuestión casual. Tú puedes tener dificultades con un compañero de clases a raíz de un incidente, y tal vez se llega a los golpes o insultos, pero hay un motivo que se puede identificar. En el bullying no se puede identificar un motivo: la única razón es que este niño tiene características diferentes, que van desde la timidez o escasas habilidades sociales, hasta un niño físicamente distinto o con limitaciones". Yo le di porque vino con un sombrero muy feo, es el tipo de razonamiento sin sentido que esconde el golpe.

La agresión dominicana

El país no es impermeable al bullying. En el "Estudio de Convivencia Escolar en República Dominicana" (2008) realizado por el Instituto de Evaluación y Asesoramiento Educativo (IDEA), se obtuvieron cifras que reflejan que sí, los estudiantes de hoy están sufriendo dentro de las aulas. Consultados sobre si reciben algún tipo de maltrato de parte de sus compañeros, un 20,2% de los alumnos reconoció ser víctima del robo o rotura de sus cosas, y un 16,7% mencionó el "ser insultado y ridiculizado" de forma permanente.

Coincidente con las investigaciones internacionales al respecto, los abusos suelen darse en estudiantes de entre 9 y 14 años. El acoso psicológico es el más común -y el más difícil de detectar-, mientras que la agresión física es la menos habitual. Los hombres sufren más que las mujeres, pero estas últimas son maestras en mover los hilos del terreno emocional.